A esta Andromeda le abandono su Perseo,
con belleza de nereidas y de poseidon castigo,
frente a opaca ventana y manta por abrigo
mis cadenas más que pena es al embolo deseo.
Del cuarto de mi vida del desorden rodeo,
espero en la espera de mi Pegaso amigo
o de sentirme Troya en asalto enemigo,
y los charcos de la sociedad me rodeen en suelo.
Pero la calma se hace nada
y el Engendro vuelve en llanto,
debora y destroza mi cuerpo y alma
cuando de lo que me rodea nada amo,
que solo se quiere a sí esta dama
cuando vuelva su alado caballo