martes, 10 de febrero de 2009

XVI

Bajo abrazo del beso de un invierno
constelacion de escarcha en mis manos,
como rezo frotado por el vaho,
busco la lumbre en banal intento.
Y Morfeo persigue y ataca mis dedos,
con guantalete de lana armados,
atraviesa carne y huesos helados
para aparcar en corazon desierto.
Y prisas solo empeoran todo,
empujando bajo el yelmo mano fria,
descendiendo como por desnudo torso
congelando los restos de alegria,
como amante que no ama con pasado modo
y tras el hielo descubrir lo que sabias.

XV

Tras el amargo sorbo
anidado en yermo pecho,
las golondrinas de Becker marcharon
y mi cama como nicho espero.