lunes, 17 de noviembre de 2008

VI

Si me invade esta avaricia
cuando su cuerpo emerge
de entre las brumas del sueño
y de seda marea cual Selene,
si deseo que solo sea mia
cuando sus labios me besen,
de entre los diablos su dueño
entre los mortales perderle.
Que perversa desdicha
la maldicion del desterrado,
nacer perfecto entre angeles
y perecer entre hombres como pecado.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

V

Soberbia lo llamais,
yo prefiero llamarlo ego,
que ante mi frente, al suelo,
y aun asi me despreciais.
De humildad aun hablais
y es que no sabeis quereros,
y yo, que solo me tengo por compañero,
querer de mi, ¿a quien esperais?
Si del trato del amor, las patadas
que solo recibo,
¿que mirais malas lenguas habladas?
si es asi como he sido querido.
Que esto justificar no haga
el amor que siento por mi mismo.

IV

Vuelvo a estar preso de mi propia pereza
bajo el manto de humo
y unas alas que no vuelan.
No comprender al mundo absurdo
intoxicado por la mala hierba,
por oro cebada,
por aquellos que me rodean.
Vuelvo a estar preso de mi propia pereza,
la de un ser de plumbea alma
que nunca le preocupo que le dijeran.

martes, 4 de noviembre de 2008

III

Desde este angulo ascuro
agazapado sobre mis cadenas,
deseo ser libre
de esta envidia que me aqueja.
Aquellos que en ojos
de vidrio se reflejan
por puro sentimiento,
sentimiento puro que me enferma.
Si tanto podeis amar
como no amar a mi presencia,
Si el pecado mismo soy
y a el os entregais sin queja.
. . .
Pobre diablo oscuro
durmiendo bajo sus cadenas

sábado, 1 de noviembre de 2008

II

Acaricio su torso, siguendo su silueta
esbelta cadena de fervor e inocencia,
desvelando sus muslos bajo las sedas
esperando cualquier reaccion.
Guiado por Astarte pasion
la respuesta fue la espera
y el invierno del cuerpo que yerma
sentose en el borde con triste humor.
La cama como compañera,
y la apatia por traicion;
como tentar a la lujuria
si como de paraiso expulsado
este luzbel aqui no tiene rincon.

I

Nunca hubo mayor pena
que la de los versos nunca revelados.
Nunca hubo mayor condena
que nunca nadie le haya escuchado.
Nunca tuvo mayor delito
que caer y a levantarse
no haber sido ayudado.