Del oscuro cuarto por la esquina,
sobre el mueble el estuche abierto,
el violín solo toca el viento
por que su dueño ya no lo mira.
Hilo de alba rompe la cortina
y se hace pasar por arco incierto,
tocando al abandono polvoriento
solo consigue ser su carabina.
Onírico músico de alma postrada
(cae de su mano el vaso,
derramando, al suelo, el ámbar),
encuentra en el sillón su descanso
que en sociedad no encontraba.
...
Dejado ha que Ella salga a su paso.
Nota del autor: La poesía original tiene ya muchos años,de hecho fue de mis primeras composiciones, pero la recuerdo con especial emotividad.